sábado, 5 de noviembre de 2022

Pan con semillas de amapola

Pocas flores coleccionan tantas referencias en el mundo de la música como la amapola. Y no es de extrañar. Ya que representa lo bello, efímero y frágil de la vida. Imagen de nuestros campos, crece a su libre albedrio, salvaje y elegante entre los trigos, Sí. ¡¡¡¡Entre los trigos!!!! Crece entre el enemigo, majestuosa y altiva se abre paso dejándose mecer por el viento y dando esos matices rojos que asoman en las cunetas de las carreteras y en los arroyos de los caminos.

Pero guarda un secreto en su interior y no me sorprende dado su talante. Sus semillas son muy beneficiosas para el sistema nervioso, ya que lo calman. Tienen un potente efecto cardioprotector y además contiene una gran fuente de proteínas vegetales, minerales y fibra.

Hoy he hecho este pan con mi flor favorita. Con mi bella amapola. Perfecto para tostar unas rebanadas y acompañarlas con aguacate, salmón, queso crema, jamón... así que,

        Ojalá os guste esta receta,

        Ojalá la disfrutéis,

        y como dice un señor al que le tengo mucho aprecio:  "Ojalá que se llame amapola..."


INGREDIENTES

- 800 gramos de harina panificable
-  200 gramos de harina de arroz
- 25 gramos de levadura fresca
- 1 litro de agua
- Un puñado de semillas de amapola
-  2 cucharaditas de sal
- 4 cucharadas de aceite de oliva




PREPARACION 


Ponemos en el bol de la amasadora la harina, la sal y lo mezclamos un poco.

Calentamos el agua para que esté tibia y ponemos un poco en un vaso para disolver la levadura, lo removemos un poco y se disuelve rápidamente.

En la harina hacemos un hueco en medio y ahí, le echamos la levadura, lo removemos un poco para que se mezcle y a continuación le añadimos el resto del agua, las cuatro cucharadas de aceite de oliva y las semillas de amapola.

Lo ponemos en la amasadora hasta que obtengamos una masa blanda y manejable.

Cuando tengamos la masa lista, rellenamos hasta la mitad dos moldes alargados ayudándonos de una cuchara, y para que la superficie quede lisa mojamos la parte de de abajo de la cuchara con aceite y la arrastramos encima de la masa.

Lo dejamos reposar durante 60 minutos con un paño húmedo por encima para mantener la humedad.

Este paso es muy importante porque la masa se vuelve esponjosa y dobla su volumen.

Precalentamos el horno a 220º y colocamos los dos moldes en la bandeja de en medio durante  una hora.  Y aquí viene el truco: en la bandeja de abajo ponemos un recipiente con agua (si está caliente mejor) para que se evapore y cree un ambiente húmedo dentro del horno, así se evitará que el pan se quede seco y la corteza dura.






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